Aunque los despachos profesionales y oficinas son vistos como entornos de trabajo seguros, no están libres de accidentes. Si bien es cierto que suelen revestir de poca gravedad, es necesario estar cubierto en todo momento para que un desafortunado siniestro no acabe causando grandes desperfectos y perjuicios económicos.
Por eso, en este artículo te contamos a qué riesgos puede estar expuesto tu despacho profesional y cómo asegurarte de que, si algo ocurre, tendrás las espaldas cubiertas.
Entre los riesgos más comunes en despachos y oficinas se encuentran los accidentes relacionados con golpes contra objetos y las caídas (al mismo o a diferente nivel) que pueden sufrir tanto los trabajadores como los visitantes, ocasionando daños personales. Si el daño es atribuido a la responsabilidad de la empresa, por imprudencia u omisión, puede tener graves consecuencias. Por ejemplo, si una estantería se cae y daña a un empleado por no estar correctamente anclada, el empleado en cuestión podría reclamar una indemnización.
El contenido de un despacho profesional es todo lo que no forma parte de la estructura. Explicado de otra forma, es aquello que caería al suelo si el despacho se pudiese poner boca abajo: equipos informáticos, documentos, electrodomésticos, cajas fuertes, muebles, expositores, centralitas telefónicas…
El contenido está expuesto a riesgos muy diversos. Por su gravedad, destacan los daños por agua y los incendios, que pueden dejar inutilizados gran parte de los recursos de un despacho, paralizando toda la actividad. Pero hay muchos riesgos más que puede sufrir el contenido: robos, rotura de vitrinas, daños de equipos y maquinaria por electricidad, daños de equipos por mala praxis, etc.
El término "continente" se refiere a las instalaciones físicas del despacho u oficina. Esto incluye elementos como suelos, paredes, sistemas de tuberías, cableado eléctrico, gas, iluminación, calefacción y sistemas de protección contra incendios, entre otros aspectos relacionados con la infraestructura del lugar.
Como es evidente, todos estos elementos están expuestos a una gran cantidad de daños, como daños por lluvia, viento, pedrisco o nieve, inundaciones, filtraciones de agua, explosiones, incendios, vandalismo, daños causados al intentar robar, etc…
Los riesgos de un despacho profesional pueden extenderse más allá de sus paredes. Por ejemplo, en casos como los robos a transportadores de fondos, los choques de vehículos de la empresa o robos de dispositivos portátiles de la oficina (tablets, ordenadores, móviles…). Esto último tiene un riesgo extra asociado, ya que la información que contienen los dispositivos de empresa, así como otros activos intangibles, como los ficheros digitales, pueden ponerla en peligro.
Muchos de estos riesgos pueden prevenirse con medidas de protección y seguridad, con un buen mantenimiento de las instalaciones y, por supuesto, con políticas de prevención de riesgos laborales.
Sin embargo, por mucho que nos anticipemos, no podemos evitar todos los accidentes. En cambio, sí podemos proteger el despacho con una póliza que ofrezca cobertura frente a los principales riesgos que pueden tener lugar en unas instalaciones de este tipo. De este modo, cuando algo pase, la compañía aseguradora responderá por los siniestros en el despacho profesional, lo que evita poner en jaque las cuentas y la viabilidad del negocio, en los casos más graves.
Los seguros de despachos profesionales están especialmente configurados para ofrecer una buena protección para los trabajadores, los espacios de trabajo y los materiales que se usan en la actividad diaria. Incluyen una serie de coberturas básicas y otras opcionales, de modo que pueden adaptarse a las necesidades de diferentes tipos de despachos y a los riesgos que éstos corren.
Algunas de las coberturas que puedes encontrar en las pólizas son las mismas que puedes encontrar en un seguro de otro tipo de inmueble, como las de incendio, explosión y caída del rayo, daños por agua, daños por lluvia, viento, pedrisco o nieve, filtraciones por agua de lluvia, vandalismo, restauración estética, desescombro, reclamación de daños, defensa legal o rotura de lunas, espejos, lozas sanitarias y mármoles.
No obstante, vamos a destacar las coberturas más orientadas a la protección de un despacho profesional:
Las coberturas de un seguro para despachos profesionales están diseñadas para salvaguardar tus activos, de modo que puedas garantizar la continuidad de tus operaciones y concentrarte en tu actividad profesional.
La asistencia de un agente en la contratación de un seguro para tu despacho profesional es fundamental. Te guiará a través del proceso para que comprendas todas las coberturas disponibles y sus alcances, te ayudará a identificar los riesgos más importantes de tu negocio y a contratar las coberturas opcionales que se ajustan a tus necesidades. Con su asesoramiento y un seguro completo, tendrás la tranquilidad de saber que tu despacho estará protegido ante cualquier eventualidad.