Un seguro de accidentes o un seguro de vida pueden proteger el bienestar de tu familia en caso de que un percance te impida continuar contribuyendo a la economía familiar. Ambos seguros pueden garantizar una cantidad de dinero en caso de fallecimiento del asegurado o en situaciones como su incapacidad absoluta y permanente, pero no siempre en las mismas circunstancias.
Así, aunque el objetivo de las pólizas es el mismo, existen diversas diferencias entre un seguro de vida y de accidentes que vale la pena conocer. ¿Te gustaría saber más sobre ellas?
Un seguro de vida es una póliza que ofrece una compensación económica a los beneficiarios designados (habitualmente, la familia) cuando fallece el asegurado. Es decir, proporciona un colchón económico para que puedan recuperarse del golpe que puede suponer esto para la economía familiar.
Por otro lado, un seguro de vida también puede ofrecer un capital en caso de incapacidad absoluta y permanente, así como para hacer frente a una enfermedad grave, como cánceres, un ictus o un ataque al corazón. De este modo, también protege la economía del propio asegurado cuando está pasando un mal momento.
Un seguro de accidentes ofrece una compensación económica en caso de que el asegurado sufra un accidente en su vida personal o profesional que le cause una lesión que termine en fallecimiento. También suele ofrecer un capital al asegurado en caso de que, como consecuencia del accidente, esté en un situación de incapacidad permanente o temporal.
La principal diferencia entre un seguro de vida y uno de accidentes es que, por definición, el seguro de accidentes actúa específicamente en caso de accidentes. Es decir, por una por una causa súbita, violenta, externa y ajena a la intención del asegurado.
Así, si el asegurado enferma y fallece, no estaría cubierto por un seguro de accidentes, ya que no se trata de una causa externa.
En cambio, un seguro de vida cubre el riesgo de fallecimiento por cualquier causa, tanto de accidente como de enfermedad. Esto es así, solo con la excepción de las exclusiones recogidas en la póliza (por ejemplo, si el asegurado estaba participando en actos ilegales, no cabría derecho a la compensación).
Ya hemos visto que el seguro de vida cubre más supuestos que el de accidentes, pero hay algunas diferencias más:
En primer lugar, debes saber que puedes contratar los dos. Un seguro de vida y un seguro de accidentes no son incompatibles, incluso aunque acaben por asegurar el mismo riesgo. De hecho, también es posible contratar dos seguros de vida.
Aunque, por lo general, un asegurado no puede recibir una doble compensación por el mismo percance (lo que se conoce como concurrencia de seguros), esto no se aplica a las garantías de fallecimiento. Dado que no se puede asignar un valor específico a la vida humana, el beneficiario o asegurado puede recibir la suma total de todos los seguros que haya contratado.
Dicho esto, el seguro de accidentes suele recomendarse para personas que desarrollan profesiones peligrosas o que viajan mucho. También son muy demandados por los trabajadores por cuenta propia, ya que la cantidad que cobran de baja laboral es bastante limitada, sobre todo si cotizan por la base mínima, y pueden necesitar una ayuda adicional para mantener sus ingresos.
Por otro lado, los seguros de vida suelen contratarse cuando el fallecimiento o la enfermedad grave de la persona que es la principal fuente de ingresos puede suponer un elevado riesgo para la economía familiar. También en situaciones que requieren una gran inversión económica, como una hipoteca o la compra de un producto a crédito, para que ese gasto no recaiga sobre terceros.
Si tienes más preguntas sobre las diferencias entre un seguro de vida y de accidentes o no sabes cuál es mejor para tu caso particular, puedes ponerte en contacto con un Agente Ges cercano a ti para que resuelva todas tus dudas.